Nos encantan los pequeños departamentos naturales, acogedores y siempre muy personales, ya que su reducido tamaño obliga a tener todos los objetos en muy poco espacio, por lo que en estos departamentos siempre se prescinde de lo insubstancial y se tienen las cosas que verdaderamente son prácticas y necesarias.
La propietaria de este espacio de un solo dormitorio quiso aprovechar la abundante luz que entraba por los grandes ventanales de todos los ambientes y se decantó por el blanco para potenciarla sin renunciar al estilo rústico que pretendía darle. Este color lo aplicó a paredes, techos, ventanas, puertas, algunos suelos, muebles y textiles, consiguiendo así el efecto de amplitud que se necesitaba.
La entrada da directamente al living, el único lugar donde se ha conservado el color natural del piso flotante, ya que en las demás estancias el suelo también se ha pintado en blanco. Para el living se optó por un armario ropero que, como a la mayoría de los muebles se le aplicó un efecto desgastado acorde con el estilo de toda la vivienda. Un sofá cama para invitados y dos sillones junto a la mesa redonda del centro, adornada con plantas naturales, completan la zona de estar que se ha ubicado junto a las ventanas para aprovechar la iluminación natural y utilizarlo también como rincón de lectura.
En la pared opuesta se ha habilitado un pequeño rincón de trabajo con una pequeña mesa de escritorio sobre la que encontramos una lámpara flexo y utensilios de oficina. Las flores naturales en un jarrón de cristal dan a la decoración un ambiente más fresco y natural.
El único dormitorio que el departamento posee sigue la línea de la vivienda. La cama matrimonial está unida a un original cabecero blanco de placas de madera con pintura envejecida, la mesita de noche y un antiguo mueble restaurado con la misma técnica utilizado como almacenaje son el único mobiliario de este precioso y sencillo dormitorio al que le pone personalidad una manta de viaje tirada sobre la impoluta ropa de cama y un cesto de mimbre usado para la ropa planchada.
El carácter que impregna todo el departamento también se localiza a primera vista en la cocina, el suelo de madera pintada, cojines en las sillas, o los candelabros y objetos de cristal sobre la mesa. Una combinación de muebles altos y bajos para la cocina siguen el blanco luminoso roto tan solo por los electrodomésticos de estilo años ochenta, una usada cafetera y las plantas naturales que están presentes en uno de los rincones.
Desde la cocina se accede a una pequeña y solariega balcón-terraza a través de una puerta de dos hojas acristaladas. En ella las plantas siguen dando toque de color con su característico verde, convirtiendo este bonito rincón en un apetecible lugar para desayunos o cenas de verano, ya que se han usado sencillos muebles de forja para las sillas y la pequeña mesa instaladas.
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