En una isla del archipiélago de Estocolmo, la diseñadora noruega Carouschka Streijffert ha encontrado el refugio perfecto para los largos días de verano. Situada junto a un embarcadero, a escasos metros del mar y rodeada de vegetación ha construido esta bonita cabaña de estilo rústico en la que se ha centrado principalmente en la comodidad.
La construcción es sencilla, con paredes de yeso inacabadas, suelos de madera, grandes ventanales de cristal para aprovechar toda la luz y las impresionantes vistas que el lugar ofrece. En cuanto a los colores, el interior se ha pintado en tonos claros, beige y crudos, mientras que para el exterior se ha elegido una madera oscura que contrasta perfectamente con el acristalado de los miradores y puertas.
El interior de la cabaña es un espacio diáfano, tan solo cruzado por la escalera que da acceso a una zona alta abuhardillada. En la planta baja encontramos integrada la cocina, de estilo totalmente rústico, en la que los fogones son una antigua cocina de butano tipo maleta sobre una mesa encimera con cajonera incluida, un horno independiente y una estantería realizada con maderas reutilizadas a modo de almacenamiento completan todo el mobiliario de esta zona.
Para el comedor una vieja mesa de cocina se ha restaurado y pintado en los mismos tonos claros de toda la vivienda pero aplicando una técnica de desgastado que armoniza tanto con el estilo de la vivienda como con las cuatro sillas que la acompañan. En la pared más recuerdos personales y sobre la mesa dos cuencos antiguos complementa la decoración.
En la sala de estar se han incorporado dos pequeños sillones atemporales tapizados en cuero marrón y un único mueble cajonera de imprenta sobre el que ha colocado algunos objetos traídos de viajes realizados por la propietaria dando un contrastado toque étnico.
A la parte superior se accede por una escalera abierta realizada con madera en color haya sobre la que reposan algunos libros y porta velas. Una vez arriba, un gran ventanal a modo de balconera abre paso a la naturaleza que parece querer entrar a descansar en esta zona habitada para ese fin. Una hamaca y una cómoda colchoneta están preparadas para pequeños ratos de relax o lectura y frente a ellas la cama, pequeña, acogedora y sobre la que se ha colocado una ventana ojo de buey a fin de conservar la intimidad de la estancia y aprovechar la entrada de luz.
En el exterior la propietaria y decoradora ha colocado mesas, sillas y pequeños sillones de madera de estilo marcadamente rústico alrededor de toda la cabaña, a fin de aprovechar jornadas de lectura, desayunos o almuerzos al aire libre disfrutando de las vistas y el sonido de la naturaleza que acompaña a toda la zona.
Puesto que se trata de un refugio para fin de semana y vacaciones se ha cuidado mucho la comodidad, teniendo en cuenta el aprovechar al máximo los espacios con elementos sencillos y necesarios, sin muebles auxiliares, dando un aspecto acogedor y despejado.
Fotos de Martin Lof
Via Remodelista